Quiero hacerle aquí una petición inicial,
Antes de comenzar a desarrollar este punto, necesito pedirle un favor especial, porque estamos frente a un tema que, verdaderamente, es el que puede hacer cambiar los resultados en su empresa. Necesito que ahora preste la máxima atención a este capítulo, con la mente dispuesta incluso para cambiar algún paradigma.
¿A qué me refiero? A que es muy probable que el concepto de prevención que usted tenga lo asocie, dentro de la empresa principalmente, a la prevención de accidentes; aunque también en ocasiones le sea familiar hablar o escuchar fuera de la empresa sobre la prevención de la delincuencia, prevención del sida, prevención de la drogadicción, etc.., lo que ya nos está indicando que la prevención es un concepto con un significado mucho más amplio que el que habitualmente le damos.
Pero, en lo que tiene que ver con la empresa, compartiré con usted una de las frases que con profunda convicción, producto de su amplia experiencia, ha señalado en reiteradas ocasiones Nelson Pizarro Contador. Él afirma que:
“La Prevención es una herramienta impresionante para generar riqueza”.
Comparto plenamente, desde luego, tal afirmación; porque en una visión moderna de la prevención, concluimos rápidamente que es ella la que nos permite, ni más ni menos, que:
Hacer bien, lo que es necesario hacer, para lograr lo que se quiere lograr.
Y es esto, sin lugar a dudas, a lo que debiera aspirar cada empresa… ¡siempre! Más aún, en momentos de crisis, los que debieran entenderse como la instancia propicia para dar inicio con fuerza al desarrollo de una cultura preventiva, con este significado y alcance.
Desgraciadamente, a nivel general, en la práctica de la vida real, la prevención tiene un significado un tanto vago, superficial y liviano. Es poco lo que se sabe y se hace al respecto. Y si bien en la vida cotidiana se habla de la prevención del cáncer, del sida, de la delincuencia, del estrés y de muchas otras cosas, no podríamos decir que predomina en nuestra sociedad ni en nuestras empresas una mentalidad ni una cultura preventiva real.
Obsérvese usted a sí mismo y mire también a su alrededor: sacamos un seguro contra accidente, pero circulamos a exceso de velocidad; en las empresas proliferan las brigadas de combate de incendios y no las de prevención de incendios. Y, ya a nadie llama la atención, que los médicos hayan terminado especializándose en enfermedades más que en salud; en tratarlas más que en prevenirlas.
Las autoridades no escapan a este juicio; más bien, diría que son las que más pecan en este sentido… ¡lamentablemente!
Y trate usted de iniciar una conversación acerca del tema de la prevención, como concepto, como filosofía de vida. Le aseguro que, siendo un tema tan importante, la conversación durará muy poco: antes de dos minutos alguien saldrá con la consabida frase “más vale prevenir que curar”… ¡y punto! No es mucho más lo que se dirá. Si no me cree, haga la prueba.