Como ya lo he señalado, prevención es un valor fundamental; una forma de pensar, de sentir, de ser… y de actuar, necesaria para la productividad, para la calidad, para el medio ambiente y para la seguridad, así como para todo accionar dentro de las empresas y fuera de ellas.

En definitiva, la prevención es lo que nos guía a “hacer bien, lo que es necesario hacer”… ¡ojalá desde la primera vez! Y… ¡ojalá también siempre!

De uno u otro modo, la prevención es la alternativa opuesta a la antigua idea de “echando a perder se aprende”, tan arraigada aún en la mente de muchos trabajadores y también de directivos y supervisores.

Desde luego que esta es una idea obsoleta y no es una buena manera de aprender si se quiere ser competitivo, sobre todo cuando tenemos la posibilidad de prever, predecir y preactuar, de modo tal que las cosas salgan bien desde el comienzo.

Así las cosas, un buen desafío para las empresas de hoy y del futuro consiste en incorporar a ellas una mentalidad preventiva, una actitud preventiva y un comportamiento preventivo constante, sin vacíos.

Es decir, se trata de crear y desarrollar una cultura preventiva en toda la organización, de tal manera que la prevención sea incorporada a la mente, a la voluntad y a la acción de cada persona, independiente del rol que ocupe dentro de la empresa.

¿Cómo hacerlo?

Pues, se trata, naturalmente, de un proceso. Un proceso que debiera tener su inicio en una política gerencial, que involucre y comprometa a todo el nivel directivo y de supervisión. A partir de ella, sólo se requiere de un liderazgo que garantice tres cosas: consistencia, consistencia y consistencia… ¡siempre!

Así, la solución para los problemas de Productividad, Calidad, Medio Ambiente y Seguridad, que derivan en Derroches, Defectos, Deterioros y Daños, respectivamente, tiene un nombre: PREVENCIÓN. Porque:

PREVENCIÓN implica

“Hacer bien, lo que es necesario hacer, para lograr lo que se quiere lograr”.

La frase anterior contiene, a mi modo de ver, lo que desde el punto de vista de operaciones debería ser la máxima aspiración de toda empresa hoy en día: Hacer las cosas bien, pero sólo aquellas que son necesarias para lograr lo que se quiere o necesita lograr. Las que no, y que constituyen un porcentaje importante… ¡fuera!

El desarrollo de una cultura preventiva al interior de la empresa, basada en el concepto moderno de prevención es, por lo tanto, una de las principales tareas que debe abordar el directivo de hoy.

Texto extraído de:

Crisis ¿Riesgo u Oportunidad? (2009)

Ing. Samuel Chávez Donoso